Compras en un marco incomparable

En la consumista ceremonia de ir de tiendas, los arquitectos se han sumado últimamente como extraños compañeros de cama. No hay marca de lujo que se precie que no se haya sumado a una tendencia inequívoca que consiste en convertir los lugares donde sólo se solía comprar y vender en algo cada vez más parecido a los museos.

Un fenómeno que el interiorista Tomás Alía celebra. "Tiendas y edificios tienen hoy un nombre propio, un sello especial. Y aportan algo a las ciudades que las cobijan. Se vende moda o lo que sea, y cultura, y se atrae al público".

New Retail, editado por Phaidon Press y ahora disponible en pasta blanda, examina esta fascinación a través de 24 de las tiendas más innovadoras del mundo realizadas en los últimos años. Hermosos continentes para convenientes contenidos creados bien sea por arquitectos de renombre o por estudios pequeños, pero de rabiosa vanguardia.

Entre los proyectos figuran ideas tan sugerentes como la tienda Y's Store, para la que Ron Arad se inspiró en los aparcacoches típicos de Tokio para diseñar tres enormes columnas por las que gira la ropa de Yamamoto. O los almacenes Selfridges, en Birmingham, de Jan Kaplicky y Amanda Levete: su perfil inconfundible pretende ser un motor de regeneración urbana. En la boutique Clube Chocolate, en São Paulo, de Isay Weinfeld, y Carlos Miele para Asymptote. Y, por fin, quizá el caso más claro del consumismo cotidiano elevado a la categoría de arte: el sublime supermercado que Dominique Perrault creó en Austria.