La explosión de un arsenal desata el caos en Tirana

Los habitantes de Tirana vivieron ayer una jornada de pánico tras la primera explosión de un depósito de municiones, que sacudió la capital de Albania y desencadenó una serie de estallidos que afectaron a las casas vecinas y a los vehículos que circulaban por la cercana autopista. Juela Mecani, la portavoz del primer ministro Sali Berisha, indicó a la agencia Reuters que se habían recuperado cuatro cadáveres y más de 200 personas habían resultado heridas, algunas de gravedad. "Nos tememos lo peor de los tres equipos de 21 personas cada uno que en ese momento estaban trabajando en el cuartel. Había algunos estadounidenses", indicó Mecani.

El Gobierno teme por los tres equipos de 21 personas que estaban en el cuartel

"Fue una explosión terrible, que se escuchó perfectamente en toda la ciudad", declaró por teléfono el embajador de España en Albania, Manuel Montobbio de Balanzó. "Lo grave", añadió, "es que ha sucedido en una zona muy poblada, a menos de 20 kilómetros de la ciudad y al lado de la única autopista del país, que une Tirana y Durres, lo que ha colapsado el tráfico y dificultado el acceso a la zona de los equipos de emergencia". Se teme además que la fuerza de las explosiones haya desperdigado parte de las bombas del polvorín, lo que podría ocasionar nuevos estallidos.

Muchos heridos fueron evacuados al hospital militar, el único con una cierta capacidad para hacer frente a la emergencia. Según el diplomático, se descarta que pueda ser un acto de sabotaje. "Albania no tiene problemas de terrorismo, sino con las grandes cantidades de municiones obsoletas que mantiene", indicó.

En el momento de la explosión trabajaban en el arsenal efectivos del Ejército albanés y especialistas en desactivación de explosivos de una empresa de Estados Unidos, contratada por el Gobierno para ayudarle en la destrucción de las bombas y municiones almacenadas durante la dictadura de Enver Hoxha (1941-1985).

Albania, que tiene previsto entrar en la OTAN en la próxima cumbre que se celebra en Bucarest el 2 de abril, se encuentra inmersa en un gran esfuerzo de destrucción de sus arsenales, que permitió en septiembre pasado la liquidación total de sus armas químicas, acometida con el apoyo de Estados Unidos. "La amenaza para su integración en la OTAN no es tanto la profesionalización de su Ejército como la enorme cantidad de municiones de infantería y artillería a destruir", señalan fuentes diplomáticas. La tarea no sólo tiene un alto coste sino que también, como se vio ayer, es muy peligrosa debido a que muchas bombas están deterioradas y pueden explotar a la menor manipulación. El país es un auténtico polvorín pero recibe apoyo del Programa de Naciones Unidas para la destrucción de explosivos.

La Embajada de Washington en Tirana no pudo confirmar la presencia de personal estadounidense en el cuartel accidentado.