Levantada la suspensión de empleo y sueldo a cinco 'mossos' acusados de malos tratos

Los cinco agentes de los Mossos d'Esquadra acusados de infligir malos tratos a detenidos en comisaría ya pueden volver a trabajar y a cobrar. La Dirección General de la policía autonómica catalana levantó ayer la suspensión cautelar de empleo y sueldo que impuso en abril a los cinco policías, imputados por golpear y vejar a dos detenidos. Los supuestos malos tratos fueron grabados por una cámara oculta que el Departamento de Interior de la Generalitat instaló en la sala de cacheos de Les Corts, la comisaría central de los Mossos en Barcelona.

La Generalitat explicó ayer, a través de un comunicado, que ha tomado esta decisión porque han pasado nueve meses desde la suspensión y "el procedimiento penal abierto contra los agentes (...) continúa aún en fase de instrucción". La legislación establece que una suspensión cautelar "no puede convertirse en una sanción efectiva, ni ser indefinida, y prolongarla en el tiempo podría agravar la situación de los cinco funcionarios". Más aún, prosigue el comunicado, cuando "la medida cautelar ya ha producido sus efectos". La Dirección General de la policía autonómica ha decidido cambiar de servicio a los cinco mossos imputados. Se trata de un cabo, dos policías y dos agentes en prácticas que, a partir de ahora, se reincorporarán a la unidad de seguridad ciudadana de Barcelona, pero "con el destino operativo que determinen las necesidades del servicio".

Los agentes fueron denunciados por la propia Dirección General, tras una investigación de Asuntos Internos. Una vez que finalice la fase de instrucción en el juzgado y haya una sentencia firme, Interior "resolverá el expediente disciplinario abierto contra los dos agentes, siempre vinculado al resultado de la sentencia".

La difusión de las imágenes en la comisaría de Les Corts desató una fuerte polémica y cuestionó la actuación de la policía catalana. Los dos casos ocurrieron con 15 días de diferencia. En el primero, cuatro policías propinaron puñetazos y patadas al detenido Rubén Pérez, que perdió el conocimiento. En el segundo, una agente femenina abofeteó a Elena P., una joven de 23 años y nacionalidad rusa.