Encuentran un bebé en Pinto a las puertas de una iglesia

Como si se tratase de otra versión real de Marcelino pan y vino, el clasicazo español que siempre consigue colarse en alguna cadena en estas fechas navideñas. Pasaban apenas unos minutos de las 20.00 del jueves cuando el pastor de la Iglesia evangélica Cielos Abiertos de Pinto, Marcelo Arregui, escuchó una fuerte explosión provocada por un petardo. En esos momentos se encontraba en una nave cercana al templo, ubicado en el número 17 de la calle de San José, en las inmediaciones de la estación de Cercanías de esta localidad de 39.500 habitantes y un 10% de población extranjera.

"Rápidamente salí a ver qué es lo que había sucedido, ya que la explosión había sido muy fuerte", señaló en la tarde de ayer el pastor. En un primer momento pudo observar que el petardo había dañado el buzón y varios cristales de la iglesia. Pero su sorpresa vino apenas unos segundos más tarde, cuando vio que, en la antesala de la parroquia y protegida entre unos cartones, se encontraba una niña de apenas unos tres meses.

"A primera vista parecía que estaba bien", continuó Marcelo Arregui, quien alertó rápidamente a la Policía Municipal de Pinto. Los agentes se hicieron cargo de la pequeña y la trasladaron al centro de salud de la localidad, donde fue sometida a una revisión médica. El bebé se encontraba en perfecto estado, según explicó un portavoz del Ayuntamiento del municipio.

"Tenía aspecto peruano o de algún país cercano latinoamericano", precisó ayer el pastor evangelista del templo. Según él, la persona o personas que abandonaran allí a la pequeña, "nos conoce o sabe que nosotros trabajamos con personas inmigrantes, muchos de ellos procedentes de Sudamérica", comentaba.

En esta versión de Marcelino pan y vino, el bebé no se quedará con los frailes, porque ayer fue ya trasladado a un centro de primera acogida la Comunidad y el Juzgado de Menores se hacía cargo de la investigación para identificar a la persona o personas que la abandonaron.