Diciembre de árboles verdes

Rafael Oneti lleva 12 años recogiendo hojas en las calles de Madrid. Es un trabajo que hace los meses de octubre y noviembre en el distrito de Centro junto con 24 compañeros más. Cuando termina esta tarea, le contratan para reforzar los servicios de limpieza de Navidad. Pero este año su calendario laboral ha variado.

"Otras veces, a estas alturas del mes, ya hemos acabado de recoger las hojas, pero esta temporada no sé qué pasa. Muchas están aún verdes y no tienen pinta de que se vayan a caer. Para nosotros es mejor porque el trabajo va más escalonado, aunque esto no es normal", cuenta Rafael. "No sé si es el cambio climático o que el tiempo se ha vuelto loco, pero algo pasa".

Esa percepción que el jardinero municipal tiene a pie de calle la refrendan los científicos. Santiago Castroviejo es botánico, ex director del Real Jardín Botánico y miembro de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales. "Este año el proceso natural de los árboles va retrasado", explica. "En el Jardín Botánico lo estamos notando. Hay muchos árboles que deberían estar ya sin hojas, pero tienen casi todas. La calidez de las temperaturas y las lluvias del otoño están retrasando la caída".

Según datos del Instituto Nacional de Estadística, la temperatura en el pasado noviembre ha sido en Madrid cuatro grados más alta que la media de los últimos 10 años.

Tres millones de árboles

Madrid es la segunda capital del mundo con más árboles, después de Tokio. Según las cifras facilitadas por la Concejalía de Medio Ambiente, hay tres millones, de los que 226.301 cubren las calles de la ciudad.

Mariano Sánchez, jefe de la Unidad de Horticultura y Jardinería del Jardín Botánico, asegura que lo que sucede este año "es una pasada". "Ha habido años en que la caída se ha retrasado algo, pero esta temporada es la que más de las que recuerdo. Las hojas de los plátanos de alineación que hay en muchas de las calles de la ciudad están verdes y no parece que vayan a caerse en breve. Eso supone que cuando lleguen las heladas, se quedarán con ellas en las ramas y, como el proceso se verá alterado, el próximo año estas especies estarán debilitadas".

Robles, castaños, sóforas, chopos y plátanos son las especies que más están notando que este año en Madrid el invierno tarda más en llegar. "Lo que sucede es que las temperaturas son más cálidas y ha llovido mucho, lo que hace que las hojas tarden más en sufrir el proceso", dice.

La caída de la hoja depende de la temperatura y de la propia genética del árbol: unos las tiran rápidamente y otros las mantienen mucho tiempo. El frío y la falta de sol que llegan con el otoño impiden la fotosíntesis, y el agua que pierden las hojas no se repone cuando el suelo está seco o congelado. Para solucionar este problema, el árbol roba a las hojas sustancias vitales para éstas y, por tanto, se caen. Pese a lo avanzado del otoño, los árboles caducifolios todavía se resisten a perder sus hojas. Las suaves temperaturas hacen que olmos, castaños y plátanos sigan luciéndolas casi todas sus hojas. Ayer, a las dos de la tarde había en la Gran Vía 15 grados centígrados.

José Ramón Picatoste, del Área de Cambio Climático del Ministerio de Medio Ambiente, asegura: "Lo que está pasando este otoño en Madrid es un claro ejemplo de las consecuencias del calentamiento: los ritmos biológicos de los vegetales se alteran". Raquel Montón, responsable de cambio climático de Greenpeace, corrobora su opinión: "Son los primeros síntomas de hacia dónde vamos". España emite cada año 428 millones de toneladas de partículas contaminantes, una media de 9,6 por habitante. En Madrid se prevé que a final de siglo la temperatura suba siete grados en verano.