Marriner dirige obras de Mozart y Arriaga en la Quincena Musical

El bilbaíno Juan Crisóstomo Arriaga llegó a ser bautizado como el Mozart español. De ahí que la Quincena Musical de San Sebastián rinda homenaje a ambos compositores uniéndolos esta semana en un mismo programa y con la circunstancia de que el primero nació hace 200 años y el segundo, hace 250. Dirigida por el maestro inglés sir Neville Marriner, uno de los directores más destacados de los últimos años, la Orquesta de Cadaqués interpretará piezas de los dos músicos en el auditorio Kursaal con la soprano Ainhoa Arteta como solista.

Esta tarde, la orquesta abrirá su concierto con la Obertura Nonetto, creada por Arriaga (Bilbao, 1806-París, 1826) cuando tenía apenas 12 años. A continuación, interpretará Herminia, una cantata lírico-dramática escrita por el músico bilbaíno sólo dos años después. Arteta le pondrá voz. "Es dramática, pero a la vez tiene unos tintes infantiles" propios de la edad de su autor, comentó ayer la soprano tolosarra, si bien aclaró que en ningún caso se trata de "una chiquillada", sino de una pieza "complicada y ambiciosa".

La segunda parte del programa estará dedicada a la archiconocida Sinfonía número 40 de Mozart. El también compositor Robert Schuman la calificó como "modelo de gracia y luminosidad casi griegas".

Oído "privilegiado"

Marriner y la Orquesta de Cadaqués abordarán mañana el mismo programa con el que subieron ayer al escenario del auditorio Kursaal. Empezarán con la Sinfonía a Gran Orquesta de Arriaga. Y continuarán con el Réquiem de Mozart, para el que contarán con el Orfeón Donostiarra y las voces solistas de Arteta, la mezzosoprano Maite Arruabarrena, el tenor Agustín Prunell-Friend y el bajo José Antonio López.

"Arriaga tiene que ver mucho con Mozart. Con un Mozart temprano", eso sí, porque el compositor bilbaíno murió muy joven, confirmó Arteta. En este sentido, subrayó que Herminia y el Réquiem del músico austríaco "están asentados en el mismo pasaje vocal". La soprano se mostró además encantada de trabajar con Marriner, un hombre "muy vitalista" y con un oído "privilegiado", que, a sus 82 años, es capaz de percibir "cualquier distonía" imperceptible para la mayoría.