'Fast books': leer y tirar
SON LIBROS breves de lectura rápida que se suelen comprar en aeropuertos y estaciones y leer en aviones y trenes de alta velocidad o de cercanías, para trayectos más largos se recomiendan libros más extensos y enjundiosos. La mayor parte de los libros de humor que se publican en España se encuadran en esta categoría de fast books, pocas páginas, letras grandes y chistes cortos. Los libros de chistes y anécdotas que ocupan, por regla general en la que caben algunas excepciones, los puestos más bajos de la excelencia literaria, son a menudo libros de autoayuda, pues proporcionan al lector chascarrillos y ocurrencias con los que aliñar una conversación de circunstancias. Los libros "serios" de autoayuda son a menudo un filón del que se nutren como ingeniosos parásitos los humoristas. Uno de los best sellers de la literatura humorística de bolsillo, detonante del éxito del género en España, pertenecía a ese género parasitario y paródico: Cómo ser mujer y no morir en el intento, de la periodista Carmen Rico-Godoy, sería un paradigma de esta clase de libros, un título impactante y explícito que llama al lector, lectora en este caso, y un contenido irónico y ligero plagado de referencias cotidianas y comprensibles para todos.
Son libros que se leen por la portada. Por sus títulos los conoceréis compraréis y tal vez leeréis. En una breve ojeada a los expositores de librerías y quioscos de estaciones y aeropuertos, nos encontraríamos estos días con algunos ejemplos: 101 inventos imbéciles: inútiles y japoneses, Like fish in the water (como pez en el agua), Bravuconadas de los españoles, de autor francés, por supuesto, Mi mujer está embarazada o López de Bega y Garrote Bill: Las tribulaciones de un profesor de Lengua en secundaria. La última hornada de los fast books nacionales corre a cargo de monologuistas y humoristas de televisión: He dicho, de Andreu Buenafuente, o Noche H: Así me lo aprendí yo: Los monólogos de Eva H, honrado título que refleja la multiplicidad de autores, guionistas, eclipsados y omitidos generalmente de la autoría por la personalidad del monologuista firmante.
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