El nuevo 'macrotúnel' de Pío XII ya atraviesa de este a oeste la ciudad

Más de 24.000 vehículos diarios pueden utilizar desde ayer el nuevo túnel que cruza el paseo de la Castellana y permite ir desde la avenida de Pío XII y la conexión con la M-30, en el este, hasta la avenida de Monforte de Lemos, en el oeste. El subterráneo, de 1.380 metros de longitud, quedó abierto al tráfico después de 19 meses de obras. Cuando se inaugure su túnel gemelo para el sentido contrario de circulación, aún en ejecución, el doble pasadizo enlazará de ida y vuelta el entramado subterráneo de las torres de la Castellana con el renovado nudo de la Paloma.

El tramo inaugurado ayer por el alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón, supone una prolongación del que ya existía en la avenida de Pío XII. Se ha acondicionado, reformado y ampliado, pasando de 800 metros a 1.360. El objetivo es soterrar el 60% del tráfico existente hasta ahora en la confluencia de la avenida de Burgos y la de Pío XII, donde se formaban grandes atascos.

Salidas cerradas

El nuevo pasadizo cuenta con tres carriles y en un futuro tendrá salidas hacia el paseo de la Castellana y la calle de Sinesio Delgado, que desemboca en la carretera de La Coruña. De momento, sólo existe la salida hacia la avenida de Monforte de Lemos, "porque la Castellana se encuentra muy congestionada con las obras de las cuatro torres [que se construyen sobre los terrenos de la antigua Ciudad Deportiva del Real Madrid] y no conviene inyectar más tráfico en la zona", explicó Javier Maestro, jefe de la obra inaugurada.

Cuando se complete el otro túnel paralelo, el Ayuntamiento habrá invertido en ambos casi 43 millones de euros. "Es una mejora de infraestructuras necesaria para los nuevos desarrollos urbanísticos de la zona", afirmo Ruiz-Gallardón en referencia a las oficinas de los cuatro rascacielos, que incrementarán considerablemente el tráfico de vehículos en el arco norte de la M-30.

El alcalde felicitó reiteradamente a los jefes de obra Francisco Rodríguez Bernardo y Javier Maestro, presentes en el acto y responsables del adelanto de 11 meses respecto a la fecha prevista en un principio para la inauguración. "Lo más complicado ha sido superar las vías de agua del Canal de Isabel II, y no alterar la vías de tren de la Estación de Chamartín", explicó Bernardo, que pronosticó también un adelanto para el túnel sur, el de sentido contrario (previsto para junio de 2007). "Hemos seguido nuestra política de no esperar para inaugurar una obra. Si se puede utlizar, se abre", dijo el alcalde.

Ruiz-Gallardón reiteró algo que ya había prometido el día anterior: "Éste es el último verano de obras en la capital". Algo menos eufórico que en anteriores inauguraciones -la más apoteósica, la de la salida a la superficie de la tuneladora Dulcinea hace diez días-, el alcalde estuvo acompañado por la concejala de Urbanismo, Pilar Martínez, y por Juan Miguel Villar Mir, presidente de la constructora OHL, encargada del túnel, a la que el también alcalde elogió.