El enfado de Argelia con España

José Luis Rodríguez Zapatero afirmó, tras ser investido presidente, que, en política exterior, el primer deber de un buen gobernante era llevarse bien con todos sus vecinos. Con uno de ellos, Argelia, cuyas costas están a tan sólo 120 kilómetros de Almería, la relación comercial es espléndida, pero no así la política.

Argelia será el único país invitado que no acudirá a la conferencia euro-africana. Lo anunció en abril su ministro adjunto Abdelkader Mesahel, y desde entonces ha hecho oídos sordos a las gestiones para que cambiase de actitud. "Argelia no va a estar representada en esa reunión porque nuestro deseo es que haya un consenso continental africano", repitió hace un mes Mohamed Bedjaui, jefe de la diplomacia argelina.

"Si al final Argelia no participa, no creo que tenga la mayor importancia", repitió enojado el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, durante su reciente gira africana. Hay razones de forma y de fondo detrás de la ausencia argelina. Sus autoridades se molestaron al ser colocadas ante el hecho consumado de una conferencia puesta en pie por las dos ex potencias coloniales del Magreb, Francia y España, y Marruecos, su rival en la zona.