El candidato antinatura

Hubo que esperar 48 horas tras su designación para que Juan Ignacio Zoido afirmara: "Voy a ser el alcalde de Sevilla". Lo dijo ante un grupo de jóvenes, aunque no transmitió demasiado entusiasmo en su primera comparecencia como candidato. Quizás porque todavía no se vea en el papel. De hecho, días antes de su nombramiento, Zoido (Montellano, 49 años) se deshizo en elogios hacia Jaime Raynaud y Soledad Becerril cuando todavía ambos estaban en primera línea de salida. Del primero dijo que es "la referencia del PP y la voz de la oposición ante los escándalos de Monteseirín". De la segunda, afirmó: "Todo el mundo recuerda lo gran alcaldesa que fue".

Licenciado en Derecho por la Universidad de Sevilla, llegó a la política tras una carrera judicial en Lanzarote, Tenerife y Sevilla, donde fue nombrado en 1992 juez decano. Formó también parte de la Sala de Gobierno del TSJA, antes de ser nombrado Director General de Relaciones con el Ministerio de Justicia. En 2000, delegado del Gobierno en Castilla-La Mancha y en 2002 el mismo cargo en Andalucía hasta 2004, cuando fue nombrado secretario general del PP andaluz.

Su principal rémora es su inexperiencia municipal, que no está en el Ayuntamiento, y que es un perfecto desconocido para la mayoría de los sevillanos. Tiene como virtud su trato exquisito, educado y afable con todo el mundo. Es un político cercano, que le gusta hablar con la gente y con talante conciliador. Una prueba: es un forofo sevillista que presume de amigos béticos.