Frente a las lesiones, profundidad de plantilla

Un crujido que sonó como el de una caña sobrecogió al barcelonismo el 2 de diciembre. Xavi se rompió en el campo de entrenamiento el ligamento cruzado anterior de la rodilla derecha y no volvería a jugar en cinco meses, hasta el pasado sábado contra el Cádiz. "Percibí que la gente se ponía más nerviosa que yo", explica. "Aunque el primer día me animaban, al siguiente noté que se me echaba en falta. Oía que se decía que al equipo le faltaba ritmo, que la pelota iba lenta. Raramente vuelvo a mirar un partido que haya jugado porque lo tengo en la cabeza. Nunca reparé en cómo podía ser un equipo con o sin mí, y estaba convencido de que la plantilla respondería porque disponemos de muchos recursos en el centro del campo: Van Bommel, Iniesta..., y al final todos se tranquilizaron y la gente se olvidó de mí".

¿Hablaste con Iniesta? "Le dejé en paz. Quise actuar de la misma manera que Guardiola procedió conmigo cuando nos comparaban. Percibí que no necesitaba ningún consejo, así que me dediqué a decirle '¡Andresito, qué grande eres!' '¡Máquina, eres el mejor!"

Aunque el Barça perdió fluidez, pase interior y encanto, sobrevivió a la ausencia de Xavi y también a la de futbolistas como Márquez, y Motta. El equipo acumuló 20 lesiones musculares después que la temporada pasada fuera víctima de un plaga de ligamentos cruzados dañados. La profundidad del plantel ha sido tal que Rijkaard apenas ha recurrido al filial, a excepción del central Rodri. "Tantas lesiones son una casualidad", acaba Xavi. "Oleguer llevaba tres años ininterrumpidos y también se lesionó. El problema es que el equipo no descansa, va sobrecargado, pero en contrapartida cada vez tiene más memorizados los automatismos de juego y hay más piezas de recambio". Xavi ha vuelto a la cancha.