Identidad digital y burocracia pública

Leo con sumo interés, en el editorial de EL PAÍS de 20/3, el futuro tan espléndido que nos aguarda con la puesta en marcha de la identidad digital en las gestiones telemáticas, que permitirá a los ciudadanos la obtención de determinados servicios a través de Internet, conformando, con ello, un correo electrónico más ágil, seguro y efectivo. Pero permítanme que coincida con ustedes en dudar de la eficacia de semejante medida si, previamente, no se acomete la eliminación de la burocracia que, todavía, sobrevuela en nuestras administraciones públicas.

Y como botón de muestra, les expongo un trámite por el que la gran mayoría de españolitos, más tarde o temprano, tendremos que pasar. Se trata de la solicitud de la jubilación y la correspondiente pensión en la Seguridad Social. Pues bien, no se lo van a creer, pero la Seguridad Social sigue exigiendo documentación acreditativa de situaciones y hechos que conoce de sobra. Es decir, exige la presentación de los recibos de las cinco últimas cuotas pagadas, así como de la vida laboral, documento éste, por cierto, que debe expedir previamente la propia Seguridad Social; eso sí, en otro departamento diferente del que gestiona las pensiones... ¿Se acometerá, antes de la entrada en vigor de la identidad digital un proceso serio de eliminación y simplificación de la actual burocracia en las administraciones públicas.