El Alavés alivia su situación a última hora

Parecía un partido destinado a acabar tal como había empezado, sin goles, sin que ninguno de los dos equipos fuera capaz de aprovechar un partido crucial. El Alavés se jugaba la vida, con el abismo a sus pies. El Celta pretendía seguir la ruta hacia Europa. Pero no ocurría nada. El partido se dirigía al empate. Pues no: a última hora, Nené, el mejor de todos, fue derribado por Ángel en el área. El penalti lo transformó Aloisi y el panorama cambió absolutamente. El Alavés se escapa del drama que le persigue desde el comienzo de la temporada. Sale de la zona de descenso.

No es que faltaran las ocasiones. Hubo, y muchas, pero ni el cuadro de Fernando Vázquez ni el de Mario Luna las concretaron. Al Alavés le faltó la capacidad para rematar en el área pequeña y un poco de suerte: el palo salvó dos veces a los gallegos, la primera tras un cabezazo de Aloisi al final del primer tiempo y la segunda tras un disparo de Nené en el minuto 80.

El encuentro retrató al Celta actual. Venía de dos derrotas y nunca mostró la confianza necesaria para imponerse a un rival en estado crítico. Jugó mejor en la primera parte, dominó el partido y dio la impresión de sentirse superior. Pero era una superioridad ficticia. Al Celta le faltó contundencia, algo habitual. Su fútbol tuvo una buena factura hasta el área. Allí desaparecieron todas sus buenas intenciones. El Alavés aprovechó la debilidad atacante del Celta, se rearmó y aprovechó su momento. Tenía más necesidad que el Celta. Y en este tipo de duelos, la necesidad es un arma decisiva.