Agua y ecología

Si la XXI Cumbre Ibérica pasara a la historia, cosa harto dudosa, sería quizá porque los políticos de ambos países aparcaron esta vez viejos proyectos utópicos y, viendo que la economía portuguesa no anda para alegrías -su Gobierno fue advertido el jueves por Bruselas de que debe apretarse todavía más el cinturón si no quiere entrar en recesión-, se dedicaron a echarle imaginación al asunto.

A la decena de acuerdos que tratan de desarrollar la Agenda de Lisboa en los campos, tradicionalmente subestimados por ambos países, del empleo, la educación y la formación científica, tecnológica y electrónica, hay que sumar, quizá como medida más destacada, el impulso en la cooperación ambiental, con la sequía y los incendios que este verano devastaron la Península en cabeza de las preocupaciones.

Los ministros de Ambiente, Francisco Nunes Correia, y de Medio Ambiente, Cristina Narbona, firmarán hoy la creación de una Comisión Bilateral que coordinará el tratamiento integral del problema del fuego poniendo el acento en la prevención; apoyarán la Iniciativa del Agua de la Unión Europea en relación con los países latinoamericanos; acordarán un protocolo de colaboración en materia de conservación de la naturaleza y estudiarán la aplicación del Convenio sobre la Cooperación para la Protección y Aprovechamiento Sostenible de las Aguas en las cuencas hidrográficas luso-españolas.