Como una colilla

El pasado mes de junio se celebraron en la ciudad de Québec (Canadá) las Olimpiadas de Policías y Bomberos, en las que participaron unos 12.000 atletas entre bomberos y policías de todo el mundo y donde, una vez más, los bomberos del Ayuntamiento de Madrid, siendo la cuarta vez que participan en estas olimpiadas, han vuelto a demostrar su buena -por no decir excelente- preparación física.

Creo que la Dirección de Servicios de Extinción, así como el propio Ayuntamiento de Madrid, deberían sentirse orgullosos y valorar, aunque sólo fuera un poquito, el gran esfuerzo que hacen sus bomberos, poniendo sus vacaciones, su dinero (algunos pidiendo préstamos) y mucho tiempo libre en este cometido, por no nombrar las horas de entrenamiento.

Pero parece que eso no importa, ni una triste felicitación por su parte han recibido, y eso que los resultados han sido 37 medallas conseguidas, 12 de ellas de oro en pruebas en las que hasta ahora los bomberos y policías americanos eran los verdaderos dominadores; e incluso con eso, este Ayuntamiento que tanta deportividad ha querido demostrar fallidamente al resto del mundo no los quiere ni recibir.

Y es que el nombre del Ayuntamiento de Madrid, sin costarle ni un duro, está en lo más alto en estos eventos a nivel mundial; por eso, ellos, sus bomberos, se sienten como una colilla por el trato recibido.