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Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Saúl Yurkievich, escritor

Juan Cruz

Saúl Yurkievich fue siempre, hasta su muerte en Francia, donde residía desde hacía varias décadas, un hombre cuya ironía insobornable le previno siempre del lugar común. Fue quien puso en orden la obra de Julio Cortázar, su gran amigo; la estaba publicando por orden en Círculo de Lectores / Galaxia Gutenberg, y eso le llevaba, prácticamente desde que murió Julio, su tiempo y su entusiasmo; fue su última devoción, y no sólo amistosa, sino rabiosamente literaria: él consideraba que Cortázar le había dado la vuelta a la fabulación literaria, la había emparentado con lo más profundo del lenguaje, que es el juego, y en función de esa encomienda editorial que estaba siguiendo ayudaba también a prolongar el propio manifiesto del autor de Rayuela. Que era su manifiesto. Yurkievich se educó en la literatura, la enseñó, la hizo, la predijo, la condujo, y siempre se tomó a sí mismo como si él también fuera el personaje de una figuración literaria. Lo conocimos en Neuchatel, Suiza, en 1972, con José-Miguel Ullán, uno de sus grandes amigos, con otros poetas y escritores, en uno de aquellos congresos donde se tachaba la literatura innecesaria, y él asistía a esas ceremonias como si ya viniera de una larga historia.

Al morir tenía 74 años, pero ya entonces parecía un veterano: educado, pero sin solemnidad, delicado, risueño, distante, tenía una voz delgadísima, casi silenciosa, con la que subrayaba, como en un trallazo, aquellas opiniones con las que se sentía disconforme. Todos esos materiales se convirtieron en él, también, en materiales literarios, de modo que su escritura siempre fue parecida a su actitud.

Nació en La Plata, Argentina, y cuando llegó a París, en 1966, conoció a Cortázar, cuya amistad fue ya familiar y prolongadísima. Fue profesor en París y en varias ciudades norteamericanas. Cuando profundizó en su propia escritura, que fue sincopada pero abundante, combinó esa pasión del crítico con la libertad del creador, y eso produjo una obra en la que la poesía es, al tiempo, una indagación en el lenguaje más secreto del alma. Libros suyos como crítico son Fundadores de la nueva poesía latinoamericana (1971), Celebración del modernismo (1976), Julio Cortázar: mundos y modos (1994)... Fricciones (1969), Acaso acoso (1982), El trasver (1988) y El sentimiento del sentido (2000) son algunos de sus libros de poemas.

Su muerte ocurrió anteayer, en un accidente de tráfico, cerca de la casa que tenía en la Provenza francesa, donde vivía Julio Cortázar los veranos, en Saignon (ahí ocurre en gran parte 62 Modelo para armar)... Dos grandes amigos suyos, Ullán y el también poeta Andrés Sánchez Robayna, nos hablaron ayer de su figura. Para Sánchez Robayna, "el crítico ocultó al poeta, un hombre de gran sensibilidad que entendió muy pronto por dónde debía ir el conocimiento literario... Él fue el primer traductor de Edmond Jabés... La suya era una poesía del pensamiento, lo que Octavio Paz llamaba poesía crítica... Entendió siempre la poesía como un conocimiento mistérico, una actitud que le venía de Juan Ramón, a quien escuchó en Argentina cuando aún era un adolescente".

Para explicar su carácter, misterioso, silencioso, Ullán nos contó una anécdota ocurrida en un largo trayecto, en París. Un amigo común le insistía preguntándole por sus orígenes, hasta que Yurkievich, cansado de la reiteración, se limitó a decir: "Mi familia era tan púdica. Nunca dijeron nada".

Saúl Yurkievich.

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