Disparate

Hay veces en que es necesario dar la razón al público. Aplaude, ovaciones en varios momentos, aclama a los intérpretes: luego, lo ha pasado bien. El público del Infanta es joven y le gustan algunas faltas de respeto: ya se sabe, algún gesto obsceno y otro republicano. Todo esto se lo ha colocado Gustavo Manivacío a una comedieta delicada de Lope de Vega, que ya a principios del XX fue convertida en Zarzuela (Doña Francisquita) que, al lado de este disparate, era una obra trascendental. Esto es más bien una parodia disparate. El "disparate" era un género teatral muy aplaudido y el público acudía a reírse. Vayan, pues, a reírse de este disparate: no piensen que haya que guardar el menor respeto a Lope. Ni a Franco. El capitán de la obra es un enano vestido de general y que a veces se aterroriza de las banderas en escena: la de la CNT-FAI, la de la República. Por allí se fornica y se mete mano, por allá unas gentes se ríen de otras; de cuando en cuando prorrumpen en cuplés antiguos, y el público encuentra que llega todo a su clímax.

Así: para reírse, el Infanta Isabel; para ver teatro, cualquier otro.