Promesas 'sine die'

Tras el anuncio a bombo y platillo del presidente del Gobierno central, José Luis Rodríguez Zapatero, de que la ciudad, por fin, iba a poder decidir qué hacer en la fortaleza de Montjuïc -básicamente, integrarla en el sistema de parques de la cima y que el funicular llegue hasta allí -, el Ayuntamiento de Barcelona, empezando por el alcalde, Joan Clos, creyó que atrás quedaban los tira y afloja mantenidos con el anterior Gobierno del Partido Popular para reformar el Museo Militar. Zapatero anunció su compromiso solemne de restituir a Barcelona el castillo, memoria del sufrimiento de la ciudad en distintos episodios y periodos de represión. La promesa, por el momento, no tiene fecha y todo parece indicar que tropieza con escollos en el camino.

No es la única porque el presidente del Gobierno también se comprometió a que su Gabinete apoyaría y autorizaría la Carta de Barcelona. Ahí sí que puso fecha: el primer trimestre de este año. Sin embargo, la primavera ya ha llegado y la parte más sustancial -y sensible- de la ley que pretende dotar a la ciudad de más competencias y un mejor sistema de financiación sigue varada. En ese caso, el obstáculo es la falta de acuerdo entre el Ministerio de Economía y los representantes municipales a propósito de la participación de la ciudad en varios impuestos. Pero el caso es que ese compromiso no se materializa. Parecen promesas sine die.