Música feliz

El estreno de la primera sinfonía Boreas, de David del Puerto (1964), era uno de los atractivos de la presente edición del Festival de Canarias, y a fe que no ha defraudado. El compositor madrileño ha escrito una obra en la que destacan su estupendo desarrollo formal y su carácter de música feliz, en la que lo que se dice y la manera de decirlo responden a esa unidad que luego se traduce en el placer de la escucha. Del Puerto ha escrito una sinfonía que pasa sin problemas por la definición clásica de la forma a través del uso admirable de un material de base muy interesante que aparece y se va, se renueva y se transforma en un camino tan lógico como gozosamente recorrido. Música elegante y pura, nocturnal y fantástica. Una de esas piezas, en definitiva, que vuelven a mostrar el talento de un autor que es también el de una generación de compositores españoles.

El resto del concierto lo ocuparon una versión poderosísima, por parte de Oli Mustonen, del Concierto en modo mixolidio de Respighi, y otra sencillamente extraordinaria del Concierto para orquesta de Bartók, de esas que sirven para que el aficionado renueve sus cimientos. Estupenda orquesta la de la Radio de Finlandia y formidable director Sakari Oramo.