Ironías de la civilización

En los archipiélagos Andaman y Nicobar, próximos al epicentro del reciente maremoto, viven desde hace 70.000 años unas tribus indígenas que han logrado sobrevivir contra todo pronóstico a este desastre natural. Estas tribus no conocen ni la agricultura, tal es su grado de desarrollo. Sin embargo, por ser parte integrante de la naturaleza en la que viven, han sabido interpretar los signos de la hecatombe que se avecinaba, entre otras cosas, observando cómo los animales huían hacia el interior de las islas. En el mundo civilizado, por contra, con toda la tecnología punta, no hemos sabido impedir la muerte de 150.000 personas y la muy precaria situación actual de millones más. Ni satélites, ni radios, ni sencillas llamadas de teléfono han sido capaces de evitar todo este sufrimiento.

Con nuestro modelo de desarrollo, ¿habremos anulado nuestra sensibilidad hacia una naturaleza de la que en última instancia dependemos tan decisivamente? Porque esta falta de sensibilidad ¿no se manifiesta también por la tolerancia con que contemplamos el cambio del clima, la contaminación a todos los niveles, el agotamiento de los recursos naturales, la urbanización sin fin? ¿No estamos creando con nuestra civilización un "tsunami global" que acabará degradando la vida y arrasándonos a todos.