Los empleados de ambulancias de Guipúzcoa cumplen un mes de huelga sin lograr un acuerdo con la patronal

Los trabajadores de las empresas de ambulancias que cubren los servicios de urgencias en Guipúzcoa cumplieron ayer un mes de paro indefinido, y tres semanas de ayuno sin asomo de alcanzar un convenio con la patronal. "Estamos en las antípodas del acuerdo", afirmó Aimar Guzón, de LAB. "Estamos como al principio o peor", añadió su compañero de sindicato Gorka Cascante.

Las centrales que secundan la huelga, LAB, CC OO y ELA -USO se desmarcó el pasado día 7- se reunieron ayer por la tarde una vez más, y de nuevo sin éxito, con los abogados que representan a las empresas Gipuzkoa Emergentziak y LRK Emergentziak. "Es vergonzoso lo que nos ofrecen", subrayó Cascante. La última propuesta sindical recoge subidas salariales del 9% para este año y del 20, 20 y 15% para los tres siguientes. Un conductor, por ejemplo, pasaría de cobrar los 720 euros brutos actuales a 1.200 euros netos en 2006, según las cifras facilitadas por los sindicatos. La patronal dejó ayer "entrever, pero sin concretarlo sobre papel", que podría aplicar subidas del 5%, 18%, 18% y 11%, explicó el representante de LAB.

Los empleados de ambulancias trabajan ahora hasta 240 horas al mes, tiempo que quieren rebajar hasta 160 horas en 2006. Las empresas sólo les trasladaron el mensaje genérico de que irán reduciendo el horario laboral, según indicaron los sindicatos.

Los trabajadores continuarán pues con su huelga de hambre, una medida por la que optaron una semana después de iniciar el paro indefinido. Pretendían contrarrestar los servicios mínimos del 100% fijados por la Delegación de Trabajo y hacer visible su protesta, pues a medida que han ido pasando los días se han visto obligados a coger la baja laboral por efecto del ayuno. Las centrales aseguran que el 90% de la plantilla está de baja y que los empleados son sustituidos por "personal no cualificado". Mientras, Osakidetza continúa denunciando los "actos vandálicos" contra algunas ambulancias, de los que los sindicatos se desvinculan.