Militares destinados en Guantánamo confirman la existencia de malos tratos y amenazas a detenidos
Según varios testimonios de personas que han trabajado en la base militar estadounidense en Guantánamo (Cuba), muchos detenidos han sido sometidos a malos tratos y amenazas, a pesar de las afirmaciones en contra que han venido manteniendo los mandos militares. Estas personas, entre las que hay guardias y agentes de espionaje, describen una serie de procedimientos según ellos muy abusivos, además de premios para aquellos que colaboraban en los interrogatorios.
Una de estas prácticas, descrita por trabajadores de Campo Delta (la prisión principal de la base), era dejar a los prisioneros que no cooperaban en calzoncillos, sentarlos en una silla con las manos y los pies encadenados al suelo, y obligarlos a soportar durante largo rato luces estroboscópicas (destellos muy seguidos) y música rock y rap a un volumen salvaje, a través de dos altavoces pegados a los oídos, mientras se ponía el aire acondicionado al máximo, según afirma un militar que presenció la escena. Estas sesiones podían durar hasta 14 horas, contando los descansos.
"[Esta técnica] los freía", dijo el militar, quien explicó que su enfado por el tratamiento dado a los prisioneros le impulsaba a denunciarlo a la prensa. Otra persona que conocía este procedimiento afirmó: "Se tambaleaban mucho. Volvían a sus celdas y estaban completamente idos".
Aunque algunos ex prisioneros de este campo de detención han hablado de este tipo de interrogatorios, ésta es la primera vez que son descritos por personas que han trabajado o trabajan todavía en Guantánamo. Un agente de espionaje dijo que este tipo de interrogatorios se centraban sobre un grupo conocido como los dirty thirty (los treinta sucios), quienes se cree que son potenciales fuentes de información. El pasado agosto, un informe encargado por el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, afirmó que algunas técnicas duras de interrogatorio, aprobadas por el Gobierno, raramente se usaban. Pero estos testimonios describen un uso generalizado, que incluso va más allá de las agresivas técnicas que fueron autorizadas.
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