Seduciendo por lo jondo

La versión flamenca del Don Juan. Una idea interesante, sobre todo si está hecha con verdad. Las andanzas de Don Juan se perfilan como las de un correfaldas impenitente a quien todo lo demás parece no importarle nada. No le importa. Va completando sus seducciones, una tras otra hasta cuatro, con la cadencia matemática de un reloj. Lo hace con baile, y ello permite a Rafael Campallo un amplísimo lucimiento personal. Lo baila todo, y todo lo baila muy bien. Se baila mucho al cante, presente en todo momento. Téngase en cuenta que el número de cantaores es igual al número de bailaores, con lo que tendremos idea de su importancia. Y algunos son muy buenos, como Jeromo Segura en el amigo de Don Juan. Los cantes van narrando las incidencias de la trama, el devenir de los acontecimientos, que marcan puntualmente ambientes y situaciones en que se desarrollan.

Hay problemas. Uno de ellos, fundamental, la extremada duración de algunos de los temas. Están pidiendo severos recortes, incluso no sé si la desaparición de uno u otro.