Con el agua al cuello

"A mí no me gustan las combinaciones. La verdad, será muy difícil que nos clasifiquemos". Joan Jané estaba desesperado, superado, incapaz de explicar cómo Alemania había goleado a España en el partido decisivo de la liguilla, en uno de los choques que se presumían más disputados. Los españoles han quedado relegados al cuarto puesto y sólo los tres primeros de cada grupo entrarán en la disputa de las medallas: los líderes pasarán directamente a las semifinales y los otros dos se cruzarán en los cuartos de final. En la ultima jornada, España no debe tener problemas frente al colista, Egipto, pero su clasificación depende del encuentro Italia-Grecia, los dos equipos que mandan en la clasificación. Sus posibilidades pasan necesariamente por una derrota de Italia, a la que superó en la jornada inaugural. Estando en juego el primer puesto y siendo Alemania tercera -jugará contra Australia-, los posibles empates pueden dar muchas cábalas.

El partido de ayer resultó, en cualquier caso, tan desastroso que ningún español reparó en la clasificación. "Llevamos todo el verano igual", se lamentó Jané recordando que su equipo ha ganado dos partidos y perdido otros dos; "somos muy irregulares. Hay jugadores que llevan tres Juegos a cuestas y todavía toman decisiones de acuerdo a sus impulsos. Juegan más con el corazón que con la cabeza". Tan irritado estaba el seleccionador que aseguró que los alemanes todavía les podían haber metido más goles. España sólo estuvo en el partido en el primer periodo: 2-3. Muy floja en la defensa, los alemanes la bombardearon con un acierto extremo de principio a fin. Los españoles ni siquiera supieron aprovechar las superioridades numéricas y no atinaron frente a Tchigir, el portero germano, que estuvo espléndido.