Un martillo y un cincel
Fundada en el siglo IX por el bereber Idris II, Fez fue la primera ciudad del reino marroquí, y su vieja medina fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1981. Allí es donde trabaja Ahmed desde que tiene uso de razón. Cada día, después de medir su reflejo, se enfrenta al latón, al cobre y al bronce, y con más de 20 clases de cinceles horada pacientemente su superficie. Ahmed nunca fue a la escuela, pero tuvo profesores, porque es capaz de dibujar una diminuta y perfecta flor de lis en un enorme plato de medio metro de diámetro en menos de 30 segundos.
Mientras se fuma un cigarrillo y aguanta estoicamente las fotografías de los curiosos que se arremolinan a su lado, junto a una tienda del Fórum, enseña un viejo libro de ilustraciones sobre Marruecos. Busca y señala el contorno del Atlas nevado, las playas de Essauira y el tráfico infernal de Casablanca. Y entonces llega a las fotografías de Fez y encuentra, por fin, su medina. Después cierra el libro y vuelve a sus martillos.
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