Arreglo o solución

Julio Caro Baroja utilizó el término "laberinto" para definir el aspecto que mostraba el llamado "conflicto vasco" en los primeros años de la transición. Pese a reconocer su perplejidad ante lo que sucedía ante sus ojos (o quizá por ello mismo), el ensayista penetró como pocos en la naturaleza de una realidad hecha de dolor y paradojas. Jesús Eguiguren se dirige, un cuarto de siglo después, al mismo objeto, que apenas ha cambiado en lo sustancial, por más que ese "problema permanente" lo presente ahora el nacionalismo vasco con el enunciado del plan Ibarretxe. Pero lo hace con otra mirada, más directa y menos ingenua. No busca tanto comprender como explicar y pretende menos tener razón que buscar salidas viables. En este empeño se resume la trayectoria del autor, un político de difícil clasificación que prefiere la reflexión intelectual al ejercicio del poder y encarna el denominado "socialismo vasquista".

Es el de Eguiguren un libro mestizo; mitad ensayo, mitad guía para orientarse en las arenas movedizas de la política vasca y propuesta programática para responder con inteligencia a la quiebra de las reglas de juego que representa el proyecto soberanista. Su valor radica en que aporta los argumentos para hacerle frente, reconociendo que quizá en Euskadi ya no cabe volver al punto de partida, el Estatuto, pero alertando sin aspavientos del peligro de llegar a la meta que plantea el plan Ibarretxe. Su conocimiento de los dos últimos siglos de la historia vasca le lleva a Eguiguren a desaconsejar las "soluciones" supuestamente definitivas a un "problema" cultivado con dedicación. Es por ello que apela al "arreglo", a la transacción imperfecta y temporal que permite la política, frente a las soluciones absolutas que predica el dogma.