Teoría del ataque controlado
La Grecia de Rehhagel practica una forma nueva de conservadurismo

Los griegos, pueblo históricamente osado y expuesto a las catástrofes, nunca consiguieron una victoria grande en el fútbol hasta el sábado pasado. En el debú de la Eurocopa contra Portugal, Grecia dejó mudo al país logrando su mejor resultado (2-1).
Como el fútbol responde a contradicciones, la selección griega no es un equipo arrojado. Tampoco persigue la belleza de un ataque frontal. Grecia no es la caballería de Alejandro pero es eficaz, somera, y funcional como un edificio de la Bauhaus; y el arquitecto es el alemán Otto Rehhagel, de padres mineros, nacido en Essen, ciudad populosa en la Cuenca de Ruhr. Su principio básico en este negocio es el desarrollo de una idea que llama: "Ataque controlado".
La alineación de los helenos y su disposición táctica no se repite nunca. Depende del rival
Antes de elevar el ataque a la categoría de control, Rehhagel dejó los estudios a los 14 años y se dedicó a pintar con brocha gorda. Luego firmó por el Hertha Berlín y triunfó en el banquillo del Werder Bremen. En Atenas, ha formado a los jugadores griegos en los rigores defensivos hasta convertirlos en lo más cercano a un autómata que se pueda ser en este deporte. La alineación de Grecia y la disposición táctica de sus hombres no se repite nunca porque el técnico la altera según las condiciones del rival. Pero juegue con tres o con dos centrales, la Grecia que se enfrente a España defenderá con nueve y contragolpeará con un punta y otros dos volantes rápidos. Eso es inalterable.
Rehhagel suele poner tres centrales cuando tiene que defenderse de dos delanteros, y este parece ser el caso de España. Los centrales Dellas y Kapsis son fijos. Kapsis es rápido pero no tiene fuerza en el juego aéreo. Dellas es un mangrullo. Goumas, un zurdo que lo mismo juega de lateral que en el medio de la zaga, podría ser el tercer central. Dabizas, que jugó ocho temporadas como titular en el Newcastle, es la otra opción. Los laterales, Seitaidis y Fysas, son intocables. Tan indiscutibles como los tres o cuatro centrocampistas que actúan por delante de la defensa, hombres de gran vocación defensiva, la mayoría con buen disparo de media distancia, que serán elegidos del grupo que forman Basinas, Zagorakis, Lakis y Karagounis. Por delante las posibilidades se reducen: o bien actuar con un volante ofensivo con mucho despliegue, como Giannakopoulos, y un delantero; o bien jugar con dos delanteros y uno de ellos dedicarlo a funciones defensivas. Nikolaidis y Vryzas son las opciones más claras para estas labores. El jugador con mejor pie del equipo, el ex sevillista Tsartas, es un elemento extraño en un armazón diseñado para jugar a otra cosa. Su puesto natural, la media punta, lo dice todo. Para Rehhagel, el 10 se acabó con Netzer.
Grecia, como el Werder Bremen de los noventa, es un equipo avezado, de gente curtida que está de vuelta. Como dato, vale destacar que cuando fue técnico del Werder Bremen, Rehhagel sólo fichó jugadores de más de 30 años; y que Grecia es la selección con la media de edad más alta de la Eurocopa. Sólo cinco de los 23 jugadores tienen menos de 25 años y de esos cinco, sólo dos frecuentan la titularidad habitualmente: Seitaridis (22) y Charisteas (24).
Gente experimentada y entrenada durante muchas más horas que el resto de los seleccionados, los griegos de Rehhagel no sólo no controlan sus ataques. El entrenador, que asegura que su equipo está "aislado", ha prohibido a sus hombres beber alcohol durante el campeonato. Lo más cerca que han estado de un vaso de vino ha sido al mirar por la ventana del hotel los viñedos escalonados del valle de Sao Martinho, al norte de Oporto. Y lo único arriesgado, su afición, inyectada de optimismo al grito de: "¡Elladara isai mia, fertai mas tin Ispania!"
["¡Ahora queremos que venga España!"].

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