Réplica a una replicante

El día 21 de mayo del 2004, Yolanda Rojas Urbina escribió una carta que me causó estupor. Replica a Julio María Sanguinetti. Leyendo dicho texto se puede incluso llegar a pensar que Venezuela es un país próspero, en pleno desarrollo, y que debe arrastrar las lacras que su sector privado pone en el camino del propio Gobierno. Éste es el verdadero mal de la política.

Cuando alguien que maneja bien los significantes, aunque no los significados, de la palabra empuña ese arma, es capaz de hacer mucho daño. Es fácil engañar y mentir a quien está sumido en la ignorancia, a quien se deja deslumbrar por la brillantez de algunos términos, a aquellos que renuncian a una mirada plural, y que no ven más que lo poco que se les muestra.

Pero la verdad es más amplia y no se agota en un par de frases bien construidas. Escribía Jean Cocteau que "Un vaso medio vacío es también uno medio lleno, pero una mentira a medias, de ningún modo es una verdad a medias". Por eso es importante no omitir que Venezuela tiene una inflación superior al 30% anual, que la inseguridad ha crecido y sigue creciendo, y que por eso han creado una gestión de cambio de divisas extranjeras. La gente tiene miedo de ver cómo su dinero pierde todo su valor.

Tengo muchos, y buenos, amigos en Venezuela, casi todos ellos nacidos en aquella época en que ese país era conocido como la Venezuela saudita, pero qué lejos queda ya incluso el recuerdo de aquello. Hace una mínima referencia al paro generalizado que azotó al país, pero revierte su significado para su beneficio. Cuando un país entero se paraliza, todos los sectores pidiendo, no a gritos, sino de una forma desesperada, que dimita su presidente y éste no hace caso, ¿cómo se llama a eso? Pero no pretendo fustigar a un país que quiero. Sólo espero que abra pronto los ojos, para que pueda salir de la oscuridad en la que se encuentra.

También me gustaría señalar, al margen de su presidente, uno de los grandes problemas de Venezuela. La pluralidad es fundamental en todos los campos de la vida, por supuesto también en la economía. Venezuela ha unificado prácticamente toda su producción, ha concentrado su desarrollo en torno al petróleo, amputando el resto de su cuerpo. Debe buscar otras vías complementarias de crecimiento, ha de abrir nuevas puertas de expansión, un país con tanta riqueza natural no puede ampararse, limitarse a un único medio de expresión.

A todos los venezolanos del mundo, a los que sienten su patria, les deseo lo mejor.