Carne de matadero, corrida infumable

Directamente de matadero, así como suena. Sin paliativos. No caben si quiera atenuantes. La corrida de Estaban Isidro, propiedad de la familia Chopera, sólo pasó con nota su presencia. De imponente arboladura segundo, tercero y cuarto, aunque este volvió por donde había salido. Pero sólo eso, presencia. Un par de vueltas por el ruedo y descubrían su interior. Primero, su lamentable condición física.Tan al límite en algunos casos, que segundo y tercero eran verdaderos inválidos.Y segundo por su descastado comportamiento. Ni uno se salva. Corrida infumable, desde luego. El corolario a muestra tan escandalosa lo puso el sexto, que se tumbó cual largo era antes de que su matador montara la espada. Material de derribo, desde luego.

Tal propuesta se aceptó con resignación por parte de los toreros. De nada sirvió la rabiosa decisión de Víctor Manuel Blázquez, que mató tres toros. Paco Senda se estrelló contra la nada que suponía su tullido primero y dejó cierta solvencia ante el quinto, parado y corto. Raúl Blázquez recibió a su primero a porta gayola, que lo arrolló para destrozarle los ligamentos de su tobillo derecho. Cojo el torero e inválido el toro, al menos ambos en igualdad de condiciones, se desesperó Blázquez contra la mala suerte y ante animal tan inútil. Lo más vistoso de la tarde: los vestidos a la usanza valenciana que lucieron los lidiadores.