"El premio es muy bonito"

"A nosotros nos va la fiesta", confiesa Nacho Azofra, incombustible capitán del Adecco Estudiantes. "Si corremos, la final es nuestra", asevera Alberto Herreros, emblema del Madrid y del baloncesto español del último decenio. La Copa ULEB, ninguneada por sus propios protagonistas hasta esta misma semana, comienza a decidir hoy qué equipos disputarán la final en medio de un ambiente de revancha por la derrota colegial del pasado domingo en la Liga ACB y de promesas de pasión y ritmo frenético.

"El encuentro del domingo fue demasiado frío. Tenemos que poner más corazón y menos cabeza", continúa Azofra, unido a Herreros por una amistad personal "muy fuerte" que se remonta a los tiempos, allá por los años ochenta, en que dos adolescentes compartían el sueño de ser aplaudidos algún día por la afición del mítico pabellón Magariños.

"Nacho es un fenómeno. Si él funciona, lo tendremos muy difícil porque sabe jugar como nadie este tipo de partidos", responde Herreros; "pero, si dominamos el rebote y explotamos el contraataque, seremos campeones, ya que tengo claro que el que gane esta eliminatoria se llevará la Copa ULEB".

Un par de meses atrás, los participantes españoles en esta competición, la segunda del baloncesto continental, no hacían más que quejarse por su nula repercusión mediática y su negativo impacto económico. Incluso Lolo Sainz, su director deportivo, reconocía que el Madrid la jugaba por "gentileza" con quienes le habían invitado tras su catastrófica temporada precedente. Ahora las sensaciones han cambiado.

Azofra admite que ha sido un torneo "ajeno a todo" al no disfrutar de cobertura televisiva y coincide con Herreros cuando éste dice que la Copa ULEB otorga un premio "muy bonito", la posibilidad de jugar el próximo curso la Euroliga. "Todos sabemos que es más difícil llegar a las semifinales de la Liga ACB que a la final de la Copa ULEB", explica el cerebro del Estudiantes, "pero, como uno sólo mejora cuando juega contra los mejores, para los dos equipos es fundamental conseguir el pase a la Euroliga, que supone para cualquier club más de un millón de euros de ingresos adicionales".

Herreros corrobora que el título europeo dará "más tranquilidad" con vistas a las eliminatorias de la Liga ACB y apunta un motivo personal que alimenta sus ambiciones: "Dejé Estudiantes en 1996 para ganar más títulos con el Madrid, pero en estos años el club ha vivido su peor época y sólo he conseguido una Liga y una Recopa. Es un escaso bagaje y, antes de retirarme, este año o el próximo, me gustaría ampliar mi palmarés".

Con 34 años a sus espaldas, los mismos que Herreros, el capitán colegial aún divisa muy lejos el retiro, más aún después de no haberse perdido ninguno de los últimos 350 partidos de su equipo en la Liga ACB. Pero, sin un trofeo europeo que lucir y ansioso por corroborar que el Estudiantes es "el primer equipo de Madrid", Azofra insiste en su receta ganadora: "Hay que acelerar el ritmo hasta desbaratarles, imponer nuestro físico y volver loco a Bennett". Herreros es contundente: "Hay que correr, correr y, después, correr".