Traslado condicionado al mantenimiento del empleo

El final feliz de la fiesta del centenario de Cruzcampo depende en gran medida de cómo acaben las negociaciones que mantienen el Ayuntamiento de Sevilla y Heineken, la multinacional que compró en 2000 la marca sevillana. La empresa pretendía celebrar su primer siglo poniendo la primera piedra de una nueva fábrica, a las afueras de la ciudad, que está llamada a durar otros 100 años, según han manifestado los responsables de la compañía.

Los 300 millones que cuesta el traslado se financiarían con la recalificación de parte de los terrenos actualmente ocupados por la factoría, en los que el gobierno municipal aceptó la construcción de 1.962 viviendas siempre y cuando la operación no supusiera pérdida de empleo y la empresa reinvirtiera sus beneficios en la mejora de la capacidad productiva.

Sin embargo, los planes de la empresa pasan por eliminar el 40% de la plantilla. Según un acuerdo alcanzado entre Hieneken y los sindicatos UGT y ELA STV, el recorte de empleo se llevaría a cabo incentivando las bajas voluntarias y las prejubilaciones para pasar de 393 trabajadores actuales a los 225 con los que cuenta la compañía para su nuevo proyecto. El sindicato CC OO y la delegación municipal de Empleo se oponen al reajuste. El convenio urbanístico está ahora bloqueado a la espera de que la compañía justifique su plan.