Votos para María
El Partido Cannabis se presenta a las generales tras lograr 4.000 votos en las locales de Valencia

En sus estatutos, el Partido Cannabis por la Legalización y la Normalización (PCLN), apela a expresiones exóticas como la defensa de la "Escucha Activa", o la "Empatía", y exige a sus militantes el deber de realizar "una formación continua en psicología y creatividad". Pero en realidad, aclara Verónica Soria, la presidenta, su programa consta de un único punto: conseguir la legalización del cultivo de marihuana.
El PCLN causó cierta sorpresa en 2003 al cosechar 4.176 votos en las elecciones al Ayuntamiento de Valencia, lo que le convirtió en la sexta fuerza más votada de la capital, por delante de Els Verds. Envalentonados por este modesto triunfo, sus dirigentes han decidido doblar la apuesta y presentarse a las elecciones generales del 14 de marzo en tres circunscripciones: Alicante, Valencia, y Valladolid.
"Perseguimos que los partidos sepan los votos que pierden con sus prohibiciones"
Sus ochenta afiliados, pese a todo, no se hacen ilusiones. Ni por asomo sueñan con conseguir representación parlamentaria. Tampoco la persiguen. "Lo que queremos es llamar la atención. Que los partidos descubran los votos que pierden con sus prohibiciones. Una vez que nos hayan escuchado, nuestro objetivo no es otro que desaparecer".
El partido, nacido hace un año de la Asociación de Cultura Cannábica, está formado paradójicamente y en gran medida por "anarquistas", y entre sus militantes apenas se cuentan estudiantes. "Somos personas trabajadoras; fontaneros, electricistas, abogados o empleados de marketing, con una preocupación común". Esta preocupación no se limita al "derecho a la diversión", sino a la defensa de un elenco de propiedades que supuestamente posee el cáñamo, que las autoridades no reconocen, y que irían desde la mejora del medio ambiente al uso industrial, pasando por la farmacología.
La comedida campaña electoral del PCLN, financiada por afiliados y donaciones de publicaciones y comercios relacionados con la marihuana, se limita hasta hoy a la pegada de carteles en tres barrios de Valencia -El Carmen, Benimaclet y Ciudad Jardín-, y a una incursión en la mañana del domingo a la zona de discotecas de El Perelló. La elección de no es casual: allí se refugian sus potenciales electores, "personas que no votan porque la política, en el mejor de los casos, no les interesa en absoluto". Aunque la reacción a sus propuestas "suele ser buena" siempre hay excepciones. Por extraño que parezca, Soria asegura haber recibido críticas por "dispersar el voto de la izquierda".
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