Consejero sin juramento

Un embrollo jurídico y reglamentario estuvo a punto de paralizar la sesión parlamentaria en la que Pasqual Maragall daba cuenta de la crisis de Gobierno y el ex conseller en cap Josep Lluís Carod debía explicar su encuentro con ETA.

El portavoz de CiU, Felip Puig, preguntó si Carod había jurado el cargo como miembro del Gobierno después de haber sido destituido como conseller en cap. Se refería a que Maragall firmó el martes un decreto de cese del conseller en cap y otro de nombramiento del propio Carod como consejero del Gobierno sin cartera.Puig quiso saber si se había realizado también una nueva toma de posesión de Carod.

La pregunta provocó el pasmo en los representantes del Gobierno y los diputados de la mayoría. Era notorio que no ha habido segunda toma de posesión y nadie sabía cómo salir del atolladero. Improvisar una jura hubiera llevado la situación al rango de sainete, pero Puig se cuidó de indicar la carga política del asunto. Se trata de saber, dijo, si después de haber actuado por su cuenta en todo este asunto, el señor Carod "ha prometido de nuevo fidelidad y lealtad al presidente de la Generalitat".

Hubo que interrumpir la sesión. Tras una serie de consultas, el presidente del Parlamento, Ernest Benach, recurrió a la argumentación facilitada por el diputado de ERC Joan Ridao. El acto formal de toma de posesión es preceptivo en el caso del presidente de la Generalitat, y así está regulado en la ley. Pero no en el caso de los miembros del Gobierno. Ni en la ley catalana 3/82 que estructura los órganos de la Generalitat ni en la 13/89 que fija su régimen jurídico. En cambio, el Estatuto de Autonomía precisa que el nombramiento de los consejeros "tendrá eficacia" a partir de su publicación en el Diario Oficial de la Generalitat. Eso ahorró a Carod un nuevo juramento de fidelidad a Maragall. Y permitió reemprender la sesión.