2ª Modernización y Educación

La consejera de Educación intenta demostrar su preocupación por el desarrollo de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), destinando 39,3 millones de euros para dotar 40 centros de un orde nador por cada dos alumnos. Es mejor no pensar en el coste de extender esta medida a todos los centros, tal y como se presume, o en la renovación que precisarán estas dotaciones cada cuatro o cinco años. Yo entiendo estos lujos aunque nos priven de otras necesidades educativas, porque los millones no son suyos y, además, si así se ganan votos, tanto mejor se alcanza el verdadero fin de su empleo. Lo que no entiendo muy bien es que una vez adquirido este lujo pretenda tirarlo por la borda.

Con cientos de ordenadores en un centro bajo sistema operativo Guadalinex, casi todas las necesidades de apoyo al alumnado y al profesorado tienen que ver con la administración de los sistemas informáticos y redes, por lo que coincido con la consejera en la necesidad de cubrir estas funciones con la figura de un coordinador TIC, pero claro, discrepo en cuanto a su afirmación de que "esta actividad la realiza cualquiera". Además, para introducir en todos los procesos educativos estas herramientas es preciso impulsar primeramente su aprendizaje, cuestión inalcanzable con la organización de este conocimiento en un Departamento de Tecnología, cuyo saber versa sobre materiales, formas de energía, mecánica, dibujo técnico, circuitos...

Por cierto, creo que hay un artículo de la Constitución que habla de acceso a la función pública con arreglo a criterios de igualdad, mérito y capacidad, y pienso que no es una mera cortesía con los profesionales de cada ámbito, sino una formula sencilla de promover un mejor servicio.

Ésta no es la Segunda Modernización de Andalucía, es una cortina de humo que pretende tapar unos cimientos que se derrumban. Es indignante que se planee dificultar el desarrollo de la sociedad de la información diciendo que es un proyecto de todos, fruto del diálogo, cuando no hay manera de ser recibido por unas autoridades públicas que reiteradamente nos mandan a protestar al Ministerio de Educación, sobre el que como adversario político se pretende volcar las responsabilidades de la Junta.