Eco poderoso

Veinte años, guapa y con planta, con un eco de voz poderoso. Dijo, al término de su actuación, que nos gustaría más o menos, pero que habíamos escuchado a una cantaora que entregaba todo lo que tiene. Se equivoca: tiene mucho más. Tiene, efectivamente, una gran voz, redonda, llena, sumamente agradable y flamenca, que maneja con gusto y con dominio. Una espléndida herramienta para una cantaora muy aficionada y, evidentemente, con grandes afanes por desarrollar y perfeccionar su arte. Ha tenido, parece ser, varios maestros, y no sólo de cante, sino también de música. Ha estudiado a conciencia los estilos, no sólo los considerados básicos, sino otros mucho menos frecuentados hoy, que ahora ella interpreta con ambición totalizadora.

Algunos ciertamente bien, y no sólo los facilitos. Un gran cante por soleá, por ejemplo; otro muy notable por tonás y siguiriyas, que hizo con grandeza; la larga secuencia del cante por livianas y serranas... Otros estilos, en cambio, no los conoce bien. En las formas minero-levantinas no dio con el tono preciso, ni ajustó debidamente las diferencias entre ellas; en los fandangos, de buena factura musical, recurrió a letras tremebundas del pasado que hoy casi pueden causarnos bochorno.

En fin, en María Toledo tenemos cantaora interesante, que debe llegar a ser de fuste, si ella misma pone empeño en sacar de sí con rigor todo lo que en verdad lleva dentro.