Mañana, quizás

Mañana, a lo mejor. Habrá que darles tiempo a estos tres jóvenes novilleros porque lo cierto es que se les ven maneras, sugieren posibilidades, pero hoy por hoy predomina el verde, que es, miren por dónde, color de esperanza. Se encontraron una novillada brava, encastada, en la que hubo arrancadas alegres (¡qué felicidad!), codicia y repetición. Y ya se sabe que eso precisamente, cuando no se anda demasiado ducho en la materia, puede traer de cabeza. Y ahora que lo pienso, no sólo cuando se empieza puede ser un engorro encontrarse con la casta del toro de lidia, porque a más de cuatro con mucho más nombre me gustaría a mí ver delante del primer novillo de ayer, sin ir más lejos, que galopaba apenas veía algo en el horizonte, bebiendo el viento con estimulante galope.

A Juan Andrés le vino demasiado grande ese primer novillo. Dejó buenos detalles, estimables signos, pero aunque cortó la oreja, lo cierto es que está en los comienzos de su camino. Lo mismo Francisco Javier. No pasa inadvertido, se le intuyen valores que las circunstancias impiden brillar. Igual caso es el de Revesado. Se impone esperar. Tiempo al tiempo.