El calor y el mañana

Primera noticia del día: varios muertos por altas temperaturas en Andalucía y el fuego que arrasa Extremadura; más erosión, otra escena horrenda en la lenta tragedia que va convirtiendo nuestro país en un desierto similar a los del norte de África. Es imposible olvidar un incendio forestal. Gritos de animales, muerte, destrucción... y esta tierra un poco más desolada, árida, muerta.

Todas las personas que visitan un área natural tienen una gran responsabilidad y es un crimen no asumirla, no tomar todas las medidas de precaución a nuestro alcance. Todos podemos y debemos exigir a las autoridades mayor protección real, mayor control, campañas preventivas y de sensibilización durante todo el año... y también una legislación mucho más dura, que se aplique de forma efectiva y no permita que nadie saque partido de un monte arrasado. La desertización es una lacra extremadamente grave y en nuestras manos está hacer algo urgente por frenarla.

Por otro lado, la ola de calor que sufrimos debería darnos qué pensar sobre lo que nos espera. Me entristece, me preocupa, me llena de rabia por mi propia vida, por la de los demás seres sobre el planeta y por la de seres que aún no existen. Y al Gobierno de nuestro país, y a los gobiernos más contaminantes del mundo: ¿les importa lo que está sucediendo, lo que va a suceder, tal vez ya sin remedio, a no ser que se tomen medidas tan drásticas como la situación requiere? Parece que no, aunque saben que, de seguir emitiendo las actuales cantidades de CO2 nuestro planeta será probablemente inhabitable para gran cantidad de especies y, en muchos lugares, para la nuestra, en menos de cien años.

¿A qué esperamos? Como especie con capacidad para razonar, recordemos el mañana y unámonos, o esa pesadilla del futuro se hará realidad para que unos pocos puedan "enriquecerse" en el presente. Pensemos en el mañana, antes de que se convierta en hoy y sea demasiado tarde.