Fidelidad a la música checa

AUTÉNTICA PRIMICIA de la edición, la primera grabación mundial de Dido, del compositor checo Jan Novák (1921-1984), con la mezzosoprano Marilyn Schmiegle y el narrador Hans Hebert Fiedler, es una muestra más de la constante dedicación de Kubelik al repertorio sinfónico y operístico checo a lo largo de más de cuarenta años de carrera. Cuando el legendario productor discográfico Walter Legge descubrió a Kubelik en Praga en 1946 -ese mismo año descubriría también a Herbert von Karajan, en Viena-, le hizo grabar la obertura Otelo, de Dvorák, y la Sinfonietta, de Janácek.

Tras su exilio, el director checo pidió a Legge un deseo: grabar con la Philharmonia de Londres el Doble concierto para piano y timbales, de Martinu -el compositor le dedicó los Frescos de Piero della Francesca, cuyo estreno dirigió en 1956 en el Festival de Salzburgo-, y en su debut operístico londinense -fue director musical del Covent Garden (1955-1958)- dirigió Katia Kabanova, de Janacek, que entonces era prácticamente un compositor desconocido.

La integral de las sinfonías y poemas sinfónicos de Dvorák, y sus grandes obras para coro y orquesta, los poemas sinfónicos de Smetana, y las más representativas obras orquestales de Janacek, documentan su fidelidad al repertorio checo en la copiosa discografía que realizó para Deutsche Grammophon y Decca. Beethoven, Schumann y Chaikovski nutren también su legado en los estudios, en el que figura una hermosa versión de Rigoletto, de Verdi, protagonizada por Dietrich Fischer-Dieskau, Carlo Bergonzi y Renata Scotto, y títulos como Las alegres comadres de Windsor, de Nicolai, y Matías, el pintor, de Hindemith (Emi).