Los chiíes celebran la libertad
Miles de chiíes iraquíes saborearon por primera vez la libertad religiosa el jueves, al comenzar una peregrinación de cientos de kilómetros que había estado prohibida por el derrocado Sadam Husein.
Mujeres con chales negros y hombres con barba cantaban mientras atravesaban lujosos pueblos hacia la ciudad sagrada de Kerbala, a 90 kilómetros al sur de Bagdad, en una marcha que les habría llevado a la cárcel, o a algo peor, hace unas semanas.
Los militares estadounidenses dijeron el jueves que tomarían medidas de seguridad "apropiadas" para la peregrinación, que culminará con ceremonias en Kerbala el próximo miércoles. Fuentes chiíes esperaban que cientos de miles de fieles, posiblemente más de un millón, tomaran parte en las mismas.
La peregrinación conmemora la muerte en la batalla de Kerbala, en el año 680, de Husein, el hijo de Alí (yerno del profeta Mahoma), a manos de musulmanes suníes.
La última vez que los chiíes de Irak celebraron en público este día fue en 1977, cuando las tropas iraquíes atacaron a los peregrinos. "Yo estuve ahí", explicó Mohamed Baquir al Mohri, un líder chií en Kuwait. "Los iraquíes atacaron a los plañideros con tanques y metralletas, y miles fueron detenidos. Once activistas fueron ahorcados", añadió.
Husein es un símbolo de martirio para los chiíes y su causa ha sido explotada en el pasado con fines políticos, razón por la que Sadam reprimió la peregrinación durante el último cuarto de siglo.
Un portavoz del Consejo Supremo para la Revolución Islámica, grupo de oposición chií iraquí con base en Teherán, dijo que el líder del grupo, el ayatolá Mohamed Baqir Hakim, había llamado a todos los chiíes a tomar parte en la peregrinación.
"Antes teníamos que andar en secreto a través del campo, esperando que los hombres de Sadam no nos disparasen", dijo el peregrino Alí Shimani, de 36 años.
Los chiíes, que representan el 60% de la población iraquí y viven sobre todo en el empobrecido sur, pueden asumir un papel importante en el nuevo Gobierno, después de años de persecución por la Administración dominada por musulmanes suníes.
Agitando banderas verdes y blancas, muchos en sandalias, los peregrinos caminan desde ciudades como Basora (al sur), un penoso viaje que puede durar más de 10 días bajo un calor sofocante. Los jóvenes se golpean el pecho al unísono, y se flagelan en público por primera vez. Otros usan altavoces para celebrar su nueva libertad.
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