La lección del desastre del 92

La Comisión Europea se comprometió en enero de 1993, mes y medio después del siniestro del petrolero Mar Egeo en el puerto de A Coruña, a poner en marcha, antes de julio de aquel año, seis directivas y un reglamento sobre seguridad del tráfico marítimo en aguas comunitarias. La iniciativa se discutió en un Consejo de Ministros extraordinario convocado con carácter de urgencia para evitar mareas negras como las dos últimas que acababan de producirse: La del Mar Egeo en Galicia y la del petrolero Braer en las islas Shetland. Quienes entonces representaban a España, el ministro de Obras Públicas José Borrell y el comisario de Transportes Marcelino Oreja, destacaron la necesidad de poner en marcha una "política común de seguridad marítima" equivalente a las normas que rigen en el tráfico aéreo. En Bruselas, fuentes comunitarias destacaban en esas fechas el "ejemplo" de Estados Unidos, que respondió al vertido del Exxon Valdez en aguas de Alaska con una durísima norma: la Oil Pollution Act (OPA), aprobada en 1990. Desde entonces, las costas de Estados Unidos no han sufrido los efectos de ninguna marea negra. En Europa, diez años después, el Gobierno español ha decidido reavivar el debate de la seguridad del transporte marítimo. Pero ese mismo Gobierno, en los años 2000 y 2001, rechazó en el Parlamento sendas propuestas del PSOE para restringir el acceso a las costas españolas de buques monocasco cargados con materiales peligrosos o contaminantes.

La invocación a las decisiones comunitarias que acompañó a la gestión de la crisis del Mar Egeo se repite ahora.

El Ejecutivo del PP insiste en destacar que ahora se ha dado una respuesta más rápida que entonces con las ayudas directas y en forma de créditos blandos que se han aprobado para ayudar a los afectados. Una de las pocas noticias sobre el Mar Egeo recogida un año después del siniestro es que aún no habían cobrado nada. El vicepresidente del Gobierno, Mariano Rajoy, asegura que las cofradías de pescadores se dirigieron a él en 1996, cuando el PP ganó las elecciones para que, como gallego, intercediera para que les pagasen.

Con el Mar Egeo, los pescadores se quejaban más de un año después del siniestro de que los caladeros no daban pesca. Pero ocho meses después de aquella marea negra, no sólo se pescaba sino que se detectó y retiró del mercado un cargamento de 6.000 toneladas de mejillones contaminados.

El impacto en la oferta de pescado y en el precio del marisco para estas Navidades aún no ha sido estudiado pero, según el BNG, será muy superior ahora que hace diez años porque la mancha de petróleo estuvo entonces mucho más concentrada en la Ría de Coruña y sus alrededores y la actual afecta a una gran parte de la costa y de los caladeros más cercanos a Galicia.

La instalación de barreras para contener la entrada de la marea negra también acompaña a ambos siniestros. La noticia más destacada hace 10 años fue la rotura sistemática de parte de los que se instalaban por los embates del mar. Ahora, fuentes oficiales admiten que las olas han destruido 2.800 metros de los 10.000 metros de barreras ya instalados. A los 7.200 que quedan se sumarán, en los próximos días, otros 21.000 metros; de ellos, 13.000 se han comprado a otros países tras el accidente.