Un cabecilla del motín de Fontcalent se retracta y dice que no asesinó a un interno

Antonio Cortés Escobedo, uno de los cabecillas del motín de la cárcel de Fontcalent, negó ayer ante el tribunal ser el autor del asesinato de un interno argelino durante la revuelta carcelaria, ocurrida en noviembre de 1990. En la instrucción, este procesado admitió la autoría del crimen por una deuda por tráfico de hachís. 'Eso [la declaración que obra en sumario] es mentira. Yo no conocía a ese interno ni me dedicaba al tráfico de drogas', dijo Cortés.

Este procesado, junto a Manuel Pinteño, están considerados por el ministerio público como los inductores de la revuelta, extremo que Cortés rechazó. Por contra, Pinteño sí asumió en su declaración el martes la condición de líder de la revuelta, que justificó en los malos tratos y vejaciones que sufrían los presos. Pinteño y Cortés llevan 25 años encarcelados y, ahora, se enfrenta a una pena de más de 100 años por su participación en el motín. La declaración de Cortés fue la última de los 16 acusados que son juzgados desde una sala de la cárcel por videoconferencia. Los acusados, tras superar su hostilidad inicial al sistema, han testificado. Otros cuatro procesados han declarado en presencia del tribunal.

A excepción de Pinteño, ninguno de los acusados ha admitido los hechos que le imputa el ministerio fiscal. Nadie asaltó el económato, ni el taller de cerrrajería, ni la farmacia, ni secuestró, ni retuvo a funcionarios. Tampoco ninguno vió o participó en el asesinato del interno. La vista oral continúa hoy con la declaración de más presos implicados en la revuelta, pero no imputados.