Cuento para no dormir

En uno de esos campos pintados para que se pueda jugar bien a futbito o bien a balonmano, había grupos de chavales aficionados a uno y otro deporte. Las disputas eran continuas y unos pocos balonmanistas solían agredir a los futbolistas y dañaban el campo para 'reivindicar su derecho' a jugar su deporte. Hace años llegaron a un pacto entre los futbolistas y balonmanistas pacíficos, aunque los violentos siguieron reivindicando el campo sólo para ellos; ¡había que echar a los futbolistas! Los compañeros de afición no compartían sus métodos pero... no estaría mal tener un campo sólo para balonmano

Así que ahora los futbolistas juegan escoltados y los balonmanistas pacíficos lo aprovechan (ellos no tienen la culpa) para romper el pacto y proponer una 'convivencia libre'. Sugieren no hacer caso de las amenazas, que no son para tanto, y ponerse a dialogar hasta el amanecer, para llegar a un acuerdo que luego se ponga a votación 'libre'. ¿Quién puede oponerse a lo que se decida en votación? Evidentemente nadie, si se diera en condiciones de libertad. Una libertad que no tienen los futbolistas, unos por miedo y otros porque están hartos.

El PNV no hace más que hablar de Franco. El también hacía referéndums que ganaba por goleada sin necesidad siquiera de amañar el recuento. Acabaremos votando con la misma libertad del franquismo para evitar que siga la violencia. Pero es la mejor garantía de una Euskadi en dictadura.