Desarrollo sostenible y oportunismo

El Gobierno de Navarra ha hecho gala de un oportunismo cateto, de los que actualmente están más en boga, para lanzar una especie de campaña sobre el desarrollo sostenible al rebufo de la actualidad en torno a la Cumbre de Johanesburgo.

En una primera lectura no me queda claro si el desarrollo sostenible es lavarse los dientes con el grifo cerrado o poner freno a la intensificación agraria en la ribera de Navarra.

No sé muy bien si lo aconsejable es ducharse en vez de bañarse o cultivar productos ecológicos en vez de producir maíz para la explotación intensiva de cerdos, terneros y pollos.

Y aún menos entiendo si lo bueno es utilizar bombillas de bajo consumo o promover el uso de petardos, cohetes y diferentes ingenios pirotécnicos para mayor solaz de las fiestas patronales de cada pueblo.

Lo único que me queda claro es que el Gobierno de Navarra recomienda 'consumir productos frescos de la región' para fomentar el desarrollo sostenible. Y, por si me quedara alguna duda del poder que ejerce el lobby agrícola sobre el Ejecutivo navarro, ahí va esta perla del desarrollo insostenible: entre los consejos para hacer la compra se recomienda 'adquirir fruta y verdura directamente al productor'.

Que se sepa, todas las crisis alimentarias de los últimos años han tenido su origen en la producción y ninguna en el segmento de la industria transformadora o en la distribución.

Por ello, recomendar que se compren los productos alimenticios directamente al productor (antes de poner al productor en la misma línea de aseguramiento que el resto de los eslabones de la cadena alimentaria) es una oferta cavernícola que ignora las reglas más elementales sobre la seguridad de los alimentos en la sociedad del siglo XXI.