La moral y la eficacia

Es fácil comprender la rabia de los demócratas españoles (...) en relación con el terrorismo de ETA, así como su exasperación ante la hipocresía de los dirigentes de Batasuna, su brazo político, que siempre se han negado a condenar la práctica del asesinato y el chantaje. Esta indignación general es más comprensible dado que ETA actúa en una sociedad en la que funcionan instituciones totalmente democráticas y en el marco de una amplia autonomía más que respetuosa con la identidad vasca.

¿Era necesario, pues, que el Parlamento de Madrid diera luz verde al procedimiento que conducirá a la ilegalización de Batasuna? Desde el punto de vista moral, es comprensible. Batasuna utiliza los medios de la democracia junto con la intimidación para falsear el juego democrático y terminar con él. Por desgracia, la moral no es una buena compañera de la política -es decir, la eficacia- en una situación tan complicada y violenta como la del País Vasco. (...)

Pero hay el temor de que la ilegalización de Batasuna no reduzca su peso en la sociedad vasca. (...) Puesto que esta coalición ha sufrido un claro retroceso en las últimas elecciones, su ilegalización le va a proporcionar un carácter inmerecido de martir. (...) dará un cierto crédito a su peor propaganda, de que no puede haber democracia en el País Vasco mientras siga en el conjunto federal español. En democracia es siempre preferible la actuación judicial, basada en acusaciones precisas y con pruebas convincentes, a una sanción colectiva que transforma a los culpables en víctimas aparentes.