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Columna
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¡Viva el monstruo!

Francesc Valls

¡Viva el monstruo! Un total de 11 universidades catalanohablantes han investido honoris causa a Miquel Batllori, un erudito de la saga del desaparecido filólogo Joan Coromines o del medievalista Martí de Riquer. Ya Batllori obtuvo el reconocimiento de las instituciones: Premi d'Honor de les Lletres Catalanes y Medalla de Oro de la Generalitat. Pero otros no han reunido méritos suficientes, al parecer de algunos turbios comisarios culturales, para alcanzar esos galardones. Batllori, elegante, reconoce que si su medio siglo en Roma -1947-1997- se hubiera desarrollado en Cataluña o en España las cosas serían muy distintas. El propio Josep Pla fue una ejemplar víctima de tanto sectarismo.

Pese a que no había sido oficialmente mal tratado, la magna eclosión de ayer, plasmada en el tañido de campanas de Barcelona, se debe sobre todo a la diplomacia individual desplegada por el infatigable agitador cultural valenciano Eliseu Climent. Su editorial, Tres i Quatre, está publicando la obra completa del historiador y jesuita. Climent ha tenido que buscar el patrocinio privado para poner en marcha el primer volumen del Diplomatari Borja.

En contraste con ese esfuerzo, instituciones como la Generalitat valenciana dejaron de subvencionar la publicación de las obras completas del sabio jesuita, contradiciendo sus compromisos escritos. El valor de las aportaciones de Batllori a la investigación del humanismo catalán y español, del erasmismo, del siglo XVIII hispánico, de la problemática de la Ilustración, del americanismo, del siglo XIX en España y, ya en el siglo XX, de la vida y obra de Ignasi Casanovas y del archivo del cardenal Vidal i Barraquer están por encima de las miserias políticas que arrastran ciertas instituciones. De ésas y de otras.

Otro ejemplo: Martí de Riquer, a sus 88 años, ha recibido todo tipo de reconocimientos pero su larga trayectoria no le allega el galardón que se le hurtó a Josep Pla. Ni sus estudios sobre Tirant lo Blanc, ni sobre los trovadores, ni su Historia de la Literatura Catalana deben ser, ay, argumentos suficientes. Habrá que esperar a que los Òmnium y compañía cambien de dirigentes y talante. A que troquen su sórdida pequeñez mental en simple dignidad.

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Sobre la firma

Francesc Valls
Periodista desde los setenta en 'Mundo Diario' y 'Diario de Barcelona', aterrizó en EL PAIS en 1983, después de licenciarse en Historia y Ciencias de la Información. Trabajó en las áreas de enseñanza, religión –en épocas de San Juan Pablo II– o Quadern hasta que recaló para larga estancia en política catalana. Desde 2016, observador externo.

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