Inmigrantes a la carta
Calificada por el ministro del Interior, Otto Schily, como 'la más moderna de Europa', la ley aprobada ayer por el Bundesrat ha perdido mucho de su carácter innovador desde que comenzara a debatirse, hace ya dos años.
En teoría, su meta es posibilitar una inmigración regular en un país que siempre ha tendido a considerar como 'huéspedes' a sus cerca de 7,3 millones de extranjeros, un 8,9% de la población. Este propósito -que se justifica también por la escasez de mano de obra que sufren muchos sectores económicos-, quedó relativizado con múltiples concesiones a la oposición conservadora. Una fue incluir en su preámbulo que la ley no sólo pretende 'regular', sino también 'limitar' la inmigración.
Tal y como se presentó ayer ante la Cámara alta, el proyecto abre las puertas del país a un selecto grupo de extranjeros no comunitarios con buena formación profesional, pero restringe la entrada de otras personas con menores cualificaciones. A estos inmigrantes sólo se les permitirá el ingreso si en todo el país -y ya no a nivel regional, como se pretendía al principio- se constata que en un determinado sector económico se necesitan más trabajadores.
Además, la ley incluye también la posibilidad de activar en un futuro un sistema de puntos en el que los aspirantes a inmigrantes pueden ser seleccionados según criterios como la edad, conocimientos de idiomas y cualificaciones profesionales. El proyecto incluye considerables restricciones para los pequeños empresarios autónomos. Si éstos pretenden obtener un permiso de residencia, tienen que demostrar una inversión de un millón de euros y la creación de al menos 10 puestos de trabajo.
La ley simplifica también la normativa del asilo político, sin ampliar sustancialmente las posibilidades de obtener un permiso de residencia por esta vía, y pone énfasis en la integración de los inmigrantes, que tendrán que tomar cursillos de lengua y cultura alemana. Por problemas de financiación, esta oferta se restringe los extranjeros que lleguen de ahora en adelante.
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