Deslocalización sin reglas

Es necesario que existan normas a escala internacional que regulen las decisiones de las empresas para deslocalizar sus actividades con el fin de evitar que sus efectos tengan consecuencias sociales, como la destrucción de empleo. Un ejemplo de actualidad lo tenemos en la empresa Lear y en su pretensión de cerrar la planta de Cervera. De existir estas normas, se podrían evitar las decisiones de cerrar fábricas en un lugar para trasladar las actividades a otro sitio con el objetivo de lograr ventajas competitivas, por este hecho, con nuevas localizaciones de actividades en lugares de más bajos salarios y menor protección social y laboral.

Los sindicatos estamos en contra de estas prácticas, que arruinan la vida de los trabajadores y crean situaciones que agudizan las desigualdades sociales en un territorio. Hay otras alternativas que respetan el principio de responsabilidad social de la empresa con sus trabajadores y la sociedad.

Es necesario potenciar estas alternativas que preserven el empleo actual con procesos de reconversión de las actividades, orientando hacia actividades de mayor valor añadido y más tecnología, y que permitan combinar la necesaria inversión en otros lugares con estos cambios de actividad.

Es posible trabajar en varias direcciones: la necesaria inversión en otros países para fomentar el crecimiento económico elevará el poder adquisitivo de estas sociedades y, en consecuencia, el consumo en otros productos. Un ejemplo lo tenemos en el nivel de motorización de los países occidentales, con una media de 500 vehículos por 1.000 habitantes, y en los países del Este, con 14 coches por 1.000 habitantes; el potencial de crecimiento de estos mercados genera ocupación en nuevas actividades y las ventajas de este crecimiento repercutirán en beneficio de todos.

En nuestro país, el proceso de deslocalización de actividades se puede acentuar y, en consecuencia, se hace necesario evitar que estas estrategias sigan hacia adelante y, en cambio, reforzar alternativas que permitan la reconversión de las actividades de nuestras industrias sin los efectos de destrucción masiva de empleos En consecuencia, hacen falta políticas activas industriales por parte de los gobiernos a nivel europeo y que se invierta en investigación y desarrollo (I+D) y en formación profesional.

Si avanzamos en un modelo más social, podemos superar las dificultades que se presentan y fortalecer la cohesión social; en cambio, si se imponen políticas de corte neoliberal, la conflictividad social se puede acentuar, con las consecuencias negativas que se derivan. Por ello es fundamental regular las deslocalizaciones para que ganemos todos.

Vicenç Rocosa es secretario general de la federación del metal de CC OO en Cataluña.