Los palestinos convierten el Día de la Independencia en una protesta contra Arafat

Los palestinos convirtieron ayer la festividad del Día de la Independencia -Argel, 1988- en una jornada de protesta contra el presidente Yasir Arafat, al que acusan de detener a los dirigentes nacionalistas de la Intifada, doblegándose a las presiones de EE UU e Israel, que le exigen acabar con el terrorismo y respetar el alto el fuego.

Las manifestaciones fueron especialmente violentas en Yenín, en el norte de Cisjordania, donde el día anterior las fuerzas de seguridad palestinas habían detenido a un dirigente local de Jihad Islámica, Mahmud Taualbeh, uno de los hombres más buscados por Israel, acusado de haber intervenido en una decena de ataques suicidas.

La detención de este líder provocó el miércoles por la noche en Yenín una marcha de protesta en la que participaron cerca de 3.000 personas. Los manifestantes se concentraron ante la residencia del gobernador y la sede central de la policía, que fue atacada con piedras, disparos y cócteles mólotov, obligando a las fuerzas de seguridad a trasladar al detenido a una prisión más protegida en Nablús.

Por la mañana, los manifestantes volvieron a concentrarse en Yenín. Protestas similares se desarrollaron en Ramala y Gaza, donde el Gobierno palestino mantiene en prisión a varios dirigentes radicales a pesar de que el Tribunal Supremo ordenó hace pocos días la liberación de algunos de ellos.

En la banda de Gaza, en el campo de refugiados de Jan Yunes, horas antes se había registrado una incursión del Ejército israelí, por el lanzamiento de obuses de mortero contra un asentamiento judío. La operación se saldó con un palestino muerto, más de 20 heridos y una treintena de casas destruidas.