Los rebeldes chechenos inician negociaciones con el Kremlin

La propuesta que el lunes pasado hizo el líder ruso, Vladímir Putin, a los separatistas chechenos ha sido tomada en serio por los dirigentes independentistas e interpretada, más que como un ultimátum, como una invitación al diálogo. Víktor Kazántsev, representante del presidente en el Cáucaso del Norte, declaró ayer que se ha entrevistado con un enviado del máximo dirigente de los rebeldes, Aslán Masjádov, lo que indica que hay esperanzas de la apertura de un diálogo entre los guerrilleros y el Kremlin para lograr una solución política del conflicto.

'Apareció un representante de Masjádov y yo me reuní con él', dijo a la televisión rusa Kazántsev, quien fue comandante del Distrito Militar del Cáucaso del Norte y dirigió la segunda guerra contra Chechenia lanzada por Moscú en 1999. Con ello, señaló el general retirado, el proceso de negociaciones 'prácticamente ha comenzado'. Verdad es que después Kazántsev matizó: 'Yo no digo que ya estén dispuestos , están vacilantes'.

Masjádov, que fue elegido presidente de Chechenia a principios de 1997 en unos comicios reconocidos por Moscú, había ya dicho que veía la propuesta de Putin como 'una posibilidad real' de llegar a 'una solución pacífica'. El líder independentista nombró a Ajmed Zakáyev, ex actor y ministro de Cultura checheno, como su intermediario para que se encontrara con Kazántsev, pero éste se negó a dar los nombres de los separatistas con los que se ha reunido.

Aunque las tropas federales hace ya más de año y medio que controlan todas las localidades chechenas, no han podido pacificar la pequeña república norcáucasica, donde diariamente muere algún soldado, policía o dirigente local que colabora con Moscú.

Mientras tanto, el primer ministro del Gobierno prorruso checheno, Stanislav Iliásov, y el asesor presidencial Serguéi Yastrzhembski explicaron que las 72 horas de las que habló Putin en su propuesta del lunes, y que se cumplieron ayer, no son un plazo definitivo y que la oferta sigue en pie. Ambos insistieron en que no se trataba de un ultimátum. 'Putin dio una oportunidad a los líderes de los grupos armados ilegales y a los simples combatientes de cesar una resistencia sin sentido y optar por la vida pacífica', dijo Yastrzhembski.