Fernando Bernués dirige la metáfora visual de 'Los días felices' de Beckett

El director teatral Fernando Bernués, máximo responsable del grupo Tanttaka y artífice del éxito de El florido pensil, se enfrentará mañana en Elorrio al juicio del público sobre su trabajo en Los días felices, de Samuel Beckett. Tras su estreno en el Arriola Kultur Aretoa (22.30), la obra se presentará el lunes en el Festival de Teatro de Vitoria. Bernués entiende el drama de Beckett, protagonizado por los actores Ana Lucía Billate y Fernando Mikelajauregi, como una metáfora visual en torno a la vida cotidiana.

Bernués asegura que se acercó a los textos de Beckett atraído por el concepto más vanguardista del teatro del siglo XX y totalmente despreocupado por la comercialidad de una obra. 'No hay una receta para el éxito, así que asumamos riesgos y hagamos lo que queremos. El público que va al teatro no es diferente a mí, y yo busco que me sorprendan', argumenta.

Los días felices, recuerda su director, carga el peso de drama en la protagonista femenina. Winnie, torturada por una luz cegadora y con su cuerpo semienterrado, se arropa en los pequeños gestos de la vida para encontrar la felicidad.

La obra se sustenta, en palabras de Bernués, sobre 'una metáfora visual' sobre cómo llenamos cada día nuestra vida. Ana Lucía Billate aparece sobre el escenario en el primer acto enterrada hasta la cintura. Según avanza la narración, la tierra llegará a cubrirle hasta el cuello, mientras el personaje que interpreta su marido aparece por el escenario. A diferencia de otros textos lúgubres de Beckett, Los días felices se presenta llena de una luz desgarradora e impactante, en una escenografía creada por José Ibarrola.

Billate reconoce que se acercó al monólogo que interpreta temiendo la misoginia del autor, pero descubrió que conocía a fondo el alma femenina. 'No es una crítica sobre la pareja, sino sobre la convivencia dura y necesaria', explica.